Si lo pensamos y somos sinceros con nosotros mismos, todos hemos fracasado alguna vez en nuestra vida al intentar introducir un nuevo hábito en nuestro día a día. Hacer deporte, dejar de fumar, comer sano, leer más, pasar más tiempo con nuestros amigos o familiares. Pero, ¿por qué fracasamos?
Errores al intentar crear un nuevo hábito
Casi todos pasamos por las mismas fases a la hora de intentar adoptar un nuevo hábito. Les muestro un clásico ejemplo: Introducir una actividad deportiva como hábito.
Fase 1: Motivación mental acumulada
Primeramente, seleccionaremos una fecha en la que nos sentaremos a planear el hábito. En nuestra cabeza todo cuadra y solo hay que “vomitarlo” todo en un papel.
“Este domingo preparo mi plan deportivo para empezar la semana que viene. Qué ganas de prepararlo todo”. – (Todavía estamos a martes).
Fase 2: Preparación del plan. Motivación previa elevada
Llega el día de planearlo todo para empezar lo antes posible. Estamos motivados y nos parece el plan perfecto.
“Si empiezo mañana lunes, podré entrenar tres veces a la semana por las noches, y dos por las mañanas. Diez kilómetros diarios y una hora de gimnasio serán más que suficientes. En dos meses ya habré conseguido estar en forma”. – (Hace más de 3 años que no practico deporte).
Fase 3: Hora de probar nuestro plan
¡¡Por fin llega el gran día!!
Día 1 de entrenamiento
Toca ponerse a trabajar en todo lo que hemos planeado.
“Qué ganas tenía de darle caña al cuerpo. Aunque creo que me he pasado un poco con los 10 km como objetivo. Mejor intentaré hacer 3 o 4 kilómetros y poco a poco iré subiendo…”.
“…¿Sólo llevo un kilómetro? Pero si ya estoy reventado…El gimnasio mejor lo dejaré para mañana…”
Fase 4: Saboreando la realidad
Día 2 de entrenamiento
“Qué agujetas tengo. No puedo ni moverme. Aún así, voy a darlo todo en el gimnasio. Al fin y al cabo, sólo me duelen las piernas, podré trabajar en el tren superior”.
Fase 5. Procrastinación
Día 3 de entrenamiento
Sentimos la realidad en nuestras propias carnes.
“Ahora si que estoy totalmente K.O. No siento las piernas y mis brazos parecen que van a estallar. Aunque me miro al espejo y no veo ningún cambio. No entiendo cómo me pueden doler tanto. Creo que me pasé con el peso. Hoy no podré entrenar. Ya veré si mañana me encuentro mejor”.
Fase 6. Abandono del hábito
Día 10 de entrenamiento
“Ya estoy recuperado por fin, podría empezar hoy, pero…ya que estamos a martes, mejor empiezo la semana que viene para cogerlo fuerte de nuevo.”
“…Olvidé renovar el Gimnasio del mes que viene. Tendré que esperar al próximo mes para empezar”.
Pasos para crear un hábito
A la hora de crear un hábito, hace falta elaborar una planificación, pero ésta tiene que ajustarse a unos objetivos reales y alcanzables en un período de tiempo lógico. Para ello, siempre se recomienda hacer un estudio del hábito que queremos introducir. Depende de la naturaleza del propio hábito, deberemos profundizar más o menos. No olvidemos que el trabajo previo a la hora de conseguir el éxito, es siempre una parte fundamental y de las más importantes. Debemos conocer en todo momento hacia dónde vamos.
Paso 1: Respondiendo a las preguntas básicas para las que tenemos que tener una respuesta clara y concisa.
¿Qué queremos conseguir?
¿Cómo lo conseguiremos?
¿Cuándo lo conseguiremos?
¿Cómo sabremos si lo hemos conseguido?
Una vez las hayamos respondido basándonos siempre en datos alcanzables y lógicos, tocará ponerse manos a la obra con la planificación.
Paso 2: Escribiendo el plan.
Como todo buen plan, es necesario apuntar en un papel qué cosas queremos incluir en nuestra rutina diaria que nos permitan alcanzar nuestro objetivo.
Tal y como se comenta en este artículo publicado en el País, son muchos los expertos que recomiendan que, a la hora de crear un nuevo hábito, nos marquemos como objetivo, el cumplirlo durante 21 días. Hay quienes incluso dicen que los monjes budistas hablan sobre ello en muchas de sus enseñanzas. Sea verdad o no, el 21 es un buen número para ponernos como primera meta. Una vez lo hayamos conseguido, continuarlo será mucho más fácil y llevadero, pero ¡no bajes la guardia!
Elegido los días de objetivo, toca ser sinceros con nosotros mismos y elaborar una lista con las posibles excusas que pondremos para no llevar a cabo nuestra tarea, frente a los beneficios que nos aportará el adoptar este nuevo hábito.
Teniendo estas listas claras, deberemos acudir a ellas en nuestros momentos de debilidad. El cerebro muchas veces olvida las razones que un día encontramos para empezar a hacer algo. Siempre viene bien recordarlo. Por ello es muy importante tenerlo todo apuntado y a la vista.
Paso 3: Creando nuevos patrones.
Llegados a este punto, ya seremos capaces de responder aún mejor, a las preguntas ¿Qué? y ¿Cuándo? Ahora tocará enfrentarnos a ¿Cómo?
Para ello te recomiendo que vuelvas a crear dos listas. Por un lado añadiremos los patrones positivos que deberemos adoptar para conseguir nuestro nuevo hábito, y por otro los patrones negativos que debemos eliminar o modificar porque nos influyen negativamente en el camino hacia el éxito.
Una vez creada las listas, toca cumplirlas. Para ello usaremos como refuerzo el siguiente y último paso.
Paso 4: Control de objetivos y recompensas.
Sabemos bien que coger un nuevo hábito no es fácil, por ello debemos elegir objetivos a corto plazo, y por supuesto, darnos nuestras propias recompensas si cumplimos con lo que nos hemos propuesto.
Te recomiendo repasar todo el plan una vez a la semana. Analiza si has cumplido con tus objetivos, y date un pequeño premio si has cumplido con tu palabra. Un premio no significa elegir algo que habías puesto en tu lista de patrones negativos. Significa buscar algo que habitualmente no disfrutas y que te apetece hacer: un día de playa tranquilo, una cena en un restaurante nuevo, comprarte el libro que tantas ganas tienes de leer, irte unos días de acampada con los amigos…
Una vez lo hayas disfrutado, volverás con ganas de seguir consiguiendo más y nuevos objetivos para reforzar este nuevo hábito.
Hábito alcanzado
Si sigues estos pasos, tus posibilidades de éxito aumentarán, pero no significa que asegures el éxito. No olvides que adoptar un nuevo hábito en tu vida requiere de un esfuerzo que hasta ahora posiblemente nunca hayas realizado. Es una batalla contra ti mismo, en el que el principal beneficiado serás tú.
Todo el mundo puede darte consejos y trucos, pero nadie podrá hacer las cosas por ti. Ármate de valor y lánzate a por ello sin ninguna duda. Si los demás pueden, tú también.
Si quieres que te ayudemos a conseguir nuevos hábitos o patrones diarios, no dudes en dejarnos tu comentario.
“Sólo un hábito puede dominar otro hábito.” Og Mandino.